SARA
VALERO ZELWER
Un collage hereditario
Un collage hereditario
Retratos fantasmas de
la memoria reconstruida como un rompecabezas generacional. Palimpsestos con los
que se busca el camino de vuelta a la paternidad y a la patria, aunque ese
camino se haya derruido hace años y queden pequeñas piezas descolocadas que solo
la imaginación puede restablecer. La mirada del fotógrafo y la mirada sobre la
mirada del fotógrafo. Una imagen que abraza a otra imagen en un sucedáneo de
intervenciones. La remasterización de un legado para interpelarlo y también
canibalizarlo.
La técnica escogida
para esta operación es parecida a la del montaje: enhebrar las fotos del padre,
el fotógrafo Armando Valero, para encontrar en ellas una nueva morfología visual y un nuevo sentido. Sara no
se apropia de las fotos, las recupera y las reabsorbe. Despoja a las imágenes
de su sentido originario y las recoloca en diálogo con sus semejantes. Son las
mismas de siempre y al mismo tiempo otras. Y el faro que ilumina estos
procedimientos no es más que el vínculo filial y afectivo, y la frágil materia
de la memoria. Al igual que esta última, Sara mezcla los eventos, los lugares,
los tiempos; los confunde y re articula para hacerlos suyos y vivificarlos. Es
decir, los convierte en ficción.
El padre y la patria. Dos caras de una misma zozobra. Como un díptico latente,
estas imágenes despliegan esa doble cara. El padre: fantasma protector, ángel
de la guarda o amorosa reminiscencia a la que se vuelve una y otra vez. Y la
patria, o más bien, el territorio de la identidad, que tiene en Sara un
domicilio concreto: Caracas. Y para ser más específicos, La Candelaria, Parque
Central y los alrededores de la plaza Morelos, epicentro de la Caracas cultural
al que podemos volver como en sueños si descorremos el velo que envuelve estas
imágenes.
Los Espacios Cálidos, una de las salas de arte más emblemáticas de la ciudad y
debe su nombre al gran poema de Vicente Gerbasi. La niña rubia que deambulaba por esos lugares y que
hoy nos regala estos cálidos fotogramas parece decirnos como Gerbasi:
…Veo mi infancia avanzar
hacia una distancia malva donde vuelan los cuervos.
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