La Oficina Proyectista cierra por obras de desampliación. Unos días después abre la
Nueva Oficina Proyectista, ya desampliada. Tiene en su interior, a
modo de homenaje, un gabinete de curiosidades con todos los elementos, obras,
libros que pertenecen a la ya antigua Oficina. Una semana más tarde vuelve a
cerrar para acometer la demolición de la desampliación. Tras lo cual vuelve a abrir
para mostrar lo que fue el proyecto de desampliación, en detalle.
Podríamos decir que son movimientos arquitectónicos absurdos,
exacerbados, acelerados.
Tal vez Ignacio Unrrein, artista, arquitecto, ejecuta
impecable e implacablemente todos estos movimientos, y a esta velocidad, como
un acto de desafío.
Pero también, con este torbellino de actividad logra ponernos delante un
espejo para que hagamos justo lo contrario: detenernos y reflexionar.
Reflexionar sobre qué cosas se está llevando por delante la propia
velocidad de las cosas.
Reflexionar sobre dónde estamos poniendo nuestra energía y nuestro impulso.
Reflexionar sobre si lo que existe desde hace algún tiempo debe ser
descartado por esa idea que empieza a tomar la forma de un dogma de que todo
tiene que renovarse.
Reflexionar sobre cómo vivimos en un sistema que solo funciona desde el
movimiento, alimentándose de planificaciones y ejecuciones, pero no de
sentidos.
La propuesta de IU para la OP es una invitación a pensar y pensarse.
Nos presenta un proyecto de una realización exquisita al que apenas nos
deja acercarnos antes de destruirlo y devolvernos lo que ya teníamos. ¿Volverá
la OP a ser la misma después de este gesto?
Fernanda Rodrigo
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