Curaduría: Natalia Saenz Valiente
La oficina,
como lugar de trabajo es vivenciada de manera rutinaria, con
obligaciones y deberes monótonos, muda o alborotada, pero lugar de tránsito.
Por otra parte, sitio de convivencia y es aquí donde entra en juego la
iniciativa de la Oficina Proyectista con su espacio para habitar a través de un
relato, un diálogo entre obras de arte y contenedor de creaciones heterogéneas
que expanden la noción de galería.
Diego Acuña propone la devastación a través del calado
de un papel simple, el rollo de papel para envolturas, que se superpone por
completo al contexto. Es el ornamento en sí como acto decorativo y la
eventualidad de confrontar sensaciones. La intervención trata de un posible
torrente, donde una crecida de agua, lleva arrastra y trae. Una corriente de
fluidos que va cubriendo y circulando.
Por otra parte, luego escurre y queda algo que tiene
que ver con lo decisivo, poner en evidencia un nuevo estado, una nueva
realidad. Una anécdota a través del calado, el corte la incisión del dibujo y
la extracción del mismo que resignifica la fragilidad del material utilizado,
promoviendo múltiples miradas de las transformaciones que producen los
fenómenos de la naturaleza, bellos o terribles, a veces inesperados y
desconocidos como este recorrido de nervaduras que plantea el artista.
Natalia Saenz Valiente
Mayo 2013
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